¿Renovación sindical? La nueva alianza de más de 30 sindicatos, entre los que destacan maestros y petroleros, no es un nuevo coto de poder ni busca desafiar a nadie, asegura su coordinador y vocero Juan S. Millán Lizárraga. El también dirigente de la Federación de Trabajadores de Sinaloa va más lejos y afirma que se pretende efectuar una “renovación” en el sindicalismo mexicano poniendo a la transparencia y la rendición de cuentas como guía. Sin embargo, resulta casi imposible creerle cuando está documentado que el ambiente sindical es, justamente, uno de los más cerrados y discrecionales del país. Ayer EL UNIVERSAL consignó el pacto al que llegaron Elba Esther Gordillo Morales y Carlos Romero Deschamps, líderes de dos de los gremios más poderosos de México, con el supuesto fin de que los trabajadores puedan hacer frente a la crisis alimentaria y a una política económica “que abiertamente atenta” en su contra. Esta nueva alianza parece despertar desconfianza dentro del sector laboral, y aunque fue avalada por el dirigente ferrocarrilero Víctor Flores Morales, hubo reservas de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), a la que pertenece Millán Lizárraga. Los cetemistas señalaron que respetan las acciones de otros sindicatos, pero que ellos han llevado a cabo sus propias estrategias para proteger de la carestía a sus agremiados. Nadie pone en duda el derecho de los trabajadores a asociarse, plantear y defender demandas legítimas, pero es un hecho que, como también lo advierte Juan Francisco Escobedo en estas páginas, en el sindicalismo nacional subsisten las mismas prácticas corporativas y poco democráticas de tiempos del partido hegemónico. Líderes que se reeligen indefinidamente o que idean alguna argucia para perpetuarse en el poder, manejo opaco y arbitrario de las cuotas de los trabajadores, mecanismos de control para generar lealtades a fuerza o suprimir cualquier disidencia y una relación de conveniencia con distintos gobiernos son algunas de las desdeñables características del ambiente sindical actual. En ese contexto, echar a andar una “renovación” en la materia requiere mucho más que un acuerdo entre cúpulas. Y una tarea de tal envergadura necesitaría, en principio, democratizar y transparentar a los sindicatos, así como que éstos representaran en realidad a los trabajadores, no a los intereses y privilegios de sus dirigentes. |
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